NIVEL 4

El patito feo

por Hans Christian Andersen

Un día de verano,

cuando comenzaba a atardecer,

mamá pata y papá pato

fueron padres de seis preciosos patitos.

Todos rompieron el cascarón

al mismo tiempo;

bueno, todos menos uno.

Había un huevo que

era algo más grande

y distinto a los demás.

Responsive image

En la granja, todos esperaban

impacientes su nacimiento.

Al fin, un poco antes

de que acabara el día,

el huevo comenzó a romperse

y el último patito sacó

su cabeza del cascarón.

Todos se acercaron a ver

al nuevo pequeñín pero,

al ver su aspecto,

se marcharon sin decir nada.

Tan solo la gallina dijo

– ¡Pero que pato más grande y feo!

Desde luego, no se parece

en nada a sus hermanos.

Responsive image

Puede que no sea

un pato de verdad

– y así es como el patito empezó

su andadura por el mundo.

Pasaron los meses

y el patito se hartó

de que todo el mundo

le dijera lo feo que era.

Todos, excepto sus padres,

le llamaban Patito Feo.

Una mañana, el pobre pato

decidió marcharse de la granja.

Ya no podía soportar

más los insultos de

sus compañeros y hermanos.

El patito comenzó a caminar

hacia el bosque en busca

de un lugar en el que

lo tratasen con cariño y respeto.

Responsive image

Caminó muchos días hasta

que llegó a un lago.

Allí vio una pareja

de patos salvajes

que nadaban plácidamente.

El patito se acerco y les dijo

– Buenos días, ¿no les importaría

que me quedase un tiempo por aquí?

Responsive image

–Uno de los patos salvajes

se giró y,

al ver al patito,

comenzó a reírse

–¡ Pero que pato tan grande y feo!

El pequeño pato

no permitió que siguieran

riéndose de él.

Rápidamente se marcho

en busca de un lugar mejor.

Responsive image

El otoño llegó y ya,

comenzaba a notarse el frío,

pero el patito siguió caminando

hasta que un día una anciana

lo encontró y se lo llevó a su granja.

Allí vivían también un gato

y una gallina

a los que no parecía

que les gustase su compañía

Responsive image

– A ver, patito, ¿puedes poner huevos?

– preguntaron los animales.

El patito dijo

– Pues… creo que no

– Entonces sólo puede haber un motivo

por el que la anciana te ha traído aquí

–Contestó el gato

con cierto todo de maldad.

– Creo que vas a formar parte

del banquete de esta noche

– continuó la gallina.

Responsive image

El patito se asustó tanto

por lo que los malvados animales

le contaron, que rápidamente

se marchó de aquel lugar.

El invierno llegó

y el patito ya no tenía

muchas fuerzas para continuar.

El frío y el hambre

le impedían seguir su camino.

Buscó cobijo entre los arbustos.

Responsive image

Hasta que un amable

granjero lo encontró

y se lo llevó a su granja

para que no muriese de frío.

El patito pensó

– Tal vez este sea

un buen lugar para vivir

–Pero nada de eso.

Responsive image

En cuanto el granjero salió del establo,

dos vacas enormes se acercaron

y le volvieron a insultar

– Pero ¿qué eres tú?

– dijo una

– Es el pato mas feo

que he visto jamás

– comentó la otra entre risitas.

Responsive image

El pobre patito

se apartó de los enormes animales

y se escondió en

una esquina del granero

– me quedaré aquí hasta que

acabe el invierno,

después seguiré mi camino

– se dijo.

Y así lo hizo.

Con el primer brote de primavera,

el pato salió de

la oscura esquina del granero

y continuó su camino.

Responsive image

No tardó mucho

en ver un grupo de preciosas

aves que volaban sobre él.

– Ojalá yo fuese tan hermoso – Pensó.

Poco después, vio un magnifico

lago y decidió darse un chapuzón.

Allí nadaban las mismas aves

que había visto volar.

Eran tan elegantes que decidió

no acercarse mucho

para evitar los insultos.

Pero sucedió algo.

Uno de ellos se giró

y le dijo, ven amigo,

únete a nosotros.

Responsive image

No se podía creer

que estuviesen hablando con él,

pero al acercarse al agua

pudo ver su reflejo por primera vez.

Todo había cambiado en él.

Ya no era un pato grande y feo.

Había crecido y era un precioso cisne.

Lo cierto es que nunca

había sido un patito feo,

eran los demás

los que no habían visto que,

en realidad, él era

un pequeño cisne.

Sin dudarlo ni un segundo,

el Patito…perdón, el hermoso cisne,

se unió al grupo

de hermosas aves y,

desde aquel día

ya nunca se sintió feo, ni diferente.

Al fin, el cisne encontró el cariño

y el respeto que durante

tanto tiempo había buscado.

FIN

Versión adaptada por Beatriz de las Heras

Permitir que el estudiante escuche los libros mientras sigue el texto. Esto ayuda a mejorar la fluidez y la comprensión lectora.