NIVEL 2

Caperucita Roja

Cuento clásico de Charles Perrault

Érase una vez

una niñita

que lucía

una hermosa

capa de

color rojo.

Como la niña

la usaba

muy a menudo,

todos la llamaban

Caperucita Roja.

Responsive image

Un día,

la mamá de Caperucita Roja

la llamó

y le dijo:

—Abuelita no se siente

muy bien,

he horneado

unas galleticas

y quiero

que tú se las lleves.

Responsive image

—Claro que sí

—respondió Caperucita Roja,

poniéndose su capa

y llenando

su canasta

de galleticas

recién horneadas.

Responsive image

Antes de salir,

su mamá le dijo:

— Escúchame muy bien,

quédate en el camino

y nunca hables

con extraños.

—Yo sé mamá

—respondió Caperucita Roja

y salió

inmediatamente hacia

la casa

de la abuelita.

Responsive image

Para llegar

a casa de

la abuelita,

Caperucita debía

atravesar un

camino a lo largo

del espeso bosque.

En el camino,

se encontró

con el lobo.

Responsive image

—Hola niñita,

¿hacia dónde

te diriges

en este

maravilloso día?

—preguntó el lobo.

Caperucita Roja

recordó que

su mamá

le había

advertido no hablar

con extraños,

pero el

lobo lucía

muy elegante,

Responsive image

además era

muy amigable

y educado.

—Voy a la casa

de abuelita,

señor lobo

—respondió la niña

Ella se encuentra

enferma y voy

a llevarle

estas galleticas

para animarla un poco.

—¡Qué buena

niña eres!

—exclamó el lobo.

—¿Qué tan lejos

tienes que ir?

—¡Oh! Debo llegar

hasta el final

del camino,

ahí vive abuelita

—dijo Caperucita

con una sonrisa.

—Te deseo

un muy feliz

día mi niña

—respondió el lobo.

Responsive image

El lobo

se adentró

en el bosque.

Él tenía

un enorme apetito

y en realidad

no era de confiar.

Así que,

corrió hasta

la casa

de la abuela

antes de que

Caperucita pudiera

alcanzarlo.

Responsive image

Su plan

era comerse

a la abuela,

a Caperucita Roja

y a todas

las galleticas

recién horneadas.

El lobo

tocó la puerta

de la abuela.

Al verlo,

la abuelita

corrió despavorida

dejando atrás

su chal.

Responsive image

El lobo

tomó el chal

de la viejecita

y luego

se puso

sus lentes

y su gorrito

de noche.

Rápidamente,

se trepó en

la cama de la abuelita,

cubriéndose hasta

la nariz

con la manta.

Responsive image

Pronto escuchó

que tocaban

la puerta:

—Abuelita, soy yo,

Caperucita Roja.

Con vos disimulada,

tratando de sonar

como la abuelita,

el lobo dijo:

—Pasa mi niña,

estoy en camita.

Caperucita Roja

pensó que

su abuelita

se encontraba

muy enferma

porque se veía

muy pálida

y sonaba terrible.

Responsive image

—¡Abuelita, abuelita,

qué ojos

más grandes tienes!

—Son para

verte mejor

—respondió el lobo.

Responsive image

—¡Abuelita, abuelita,

qué orejas

más grandes tienes!

—Son para

oírte mejor

—susurró el lobo.

—¡Abuelita, abuelita,

que dientes

más grandes tienes!

Responsive image

—¡Son para

comerte mejor!

Con estas palabras,

el malvado lobo

tiró su manta

y saltó

de la cama.

Asustada, Caperucita

salió corriendo

hacia la puerta.

Justo en ese momento,

un leñador

se acercó

a la puerta,

la cual se encontraba

entreabierta.

Responsive image

La abuelita

estaba escondida

detrás de él.

Al ver al leñador,

el lobo saltó

por la ventana

y huyó espantado

para nunca

ser visto.

Responsive image

La abuelita

y Caperucita Roja

agradecieron al leñador

por salvarlas del malvado lobo

y todos comieron

galleticas con leche.

Ese día Caperucita Roja aprendió una importante lección: “Nunca debes hablar con extraños”.

Permitir que el estudiante escuche los libros mientras sigue el texto. Esto ayuda a mejorar la fluidez y la comprensión lectora.